Vera se empeña cada día en «hacer un muro» que tenemos al lado de casa. El último tramo es bastante alto para ella. Nora suele ayudarla a bajar y yo no quiero. No le doy la mano cuando «hace bordillos», al principio se caía mucho, iba muy lenta, pero ahora hasta hace saltos.
Esta semana pasada, le dije a Nora: no quiero que la ayudes a bajar del muro. Nora me miró como diciendo «no me puedo creer que me digas eso». Así que llegamos a ese punto y Vera pide una mano amiga para bajar. «Tú puedes sola, nosotras estamos aquí contigo». Vera llama a su hermana, Nora me mira y le dice: «mamá no me deja». Vera se pone a llorar: «nesesito ayudaaaaa».
Yo sigo en mis trece: «Vera, mamá está contigo, tú puedes bajar». Vera llora más alto. Sigo a su lado y le repito: «Mi amor, estoy contigo, tú puedes bajar». Me chilla, llora. Así unos 15 minutos. Se sienta en el muro cabreada, subirse no es igual que bajar.
«Yo estoy contigo, tú puedes bajar». Se limpia las lágrimas y empieza a mirar el muro, hay una señal de tráfico pegada a un lado. La mira, mira hacia el suelo, la toca. Hace un intento de salida con el pie, pero desde cierto ángulo se roza contra el muro. Se sienta al lado, se agarra a la señal, aprieta los labios y se desliza con cuidado por la señal.
Llega al suelo y me abraza: ¡He bajado! ¡Nora, he bajado sola! Claro que sí, yo estoy contigo, tú puedes.
Desde que soy madre he comprobado que cada día hay mil oportunidades para acompañar a las criaturas en su propio crecimiento, es verdad que hay veces que tenemos grabadas a fuego ciertas actitudes. En esta ocasión no faltaron las personas que sintieron pena de Vera y me juzgaron, pero ya tengo un grado en esto y me da igual. Todos queremos que nuestros hijos y nuestras hijas tengan una gran autoestima, pero ésta no se construye sólo sobre palabras, sino sobre actos de fe para con ellas y ellos.
Ha llorado, mostrando una emoción de impotencia (y se ha sentido acompañada, nadie le ha dicho que no llore). Ha gritado mostrando su enfado. Se ha calmado y ha analizado todas sus opciones (en todo momento acompañada). Ha resuelto ella sola la situación, siendo consciente de mi fe en ella y su capacidad para afrontar dificultades.
Ha compartido su triunfo con su hermana, conmigo y su sonrisa de satisfacción es impagable.
Que tengáis un lunes maravilloso. Besos 🙂
Mi Álter Ego
Pues me ha gustado mucho. Estoy segura de que en algún momento pensaste en ayudarla pero hiciste muy bien en dejar que lo hiciera sola. Es muy bueno sentirse acompañado y apoyado pero hacer las cosas por nosotros mismos. Un besote!!!!
Maria
Siempre tengo dentro una necesidad de solucionar la situación ayudándola, pero creo que es un flaco favor el que le hago y me aguanto las ganas 🙂 . En cierto modo, también es una manera de que ellas interioricen que son capaces de hacer todo lo que ellas se propongan y que vean que pueden. ¡Un besoteee!
Opiniones Incorrectas
Qué lección más bonita, Madi, ¡me ha encantado! <3
Besos
Maria
🙂 Me alegro, Eva! Un besote!
Mo
Estoy trabajando últimamente en eso de animarle más a ganar autonomía y no resolverle siempre la papeleta. Me cuesta, no te creas… pero también creo que es lo mejor para él.
Un abrazote preciosa!
Maria
Es difícil, pero cuando ves que es su crecimiento personal lo que apoyas… va siendo más llevadero y al final te sale solo. Un abrazo enormous!!!
Rosi
Tal vez por mis circunstancias personales, mi madre ha sido más bien poco cariñosa, yo me fui de casa con 19 y estamos recuperando ahora el contacto, yo adopto la actitud contraria con mi hijo. Le quiero transmitir que siempre estaré ahí cuando me necesite. Al fin y al cabo crecen y, antes de que nos demos cuenta, no seremos la primera persona en la que piensen cuando se encuentren con dificultades. Pero quiero que tenga claro que la puerta siempre SIEMPRE estará abierta.
Maria
Cuando sabemos de dónde viene el dolor, tenemos claro lo que queremos cambiar. Tu hijo ayuda a reconocer y sanar las heridas. Es duro, pero es un proceso muy bonito. Un besete!
yoenelmundo
Pedazo de aprendizaje que le has dado a tu hija!!
Maria
El que me he llevado yo! Jajajaja. ¡Un besote!