Hay una parte en esto de la maternidad y la paternidad que queda como en el limbo con la llegada de un churumbel: la pareja. La crisis es inevitable dentro de los seis primeros meses de vida de la criatura y con cada hijo pasa lo mismo (evidencias empíricas avalan esta afirmación ;P ). Y, como todos los tipos de crisis, podemos aprovecharlas para crecer como pareja y como personas. Las crisis no son malas y ponen todo en su sitio. No hay que asustarse.
Hay que tener en cuenta: El cansancio extremo, los cambios de vida, de horarios, de prioridades, cambios físicos y psicológicos (para los que se enfrentan por primera vez a la maternidad/paternidad), los desencuentros en cuestión de crianza y más tarde educación, que si tu madre, que si la mía. Maravillas de las que está llena esta experiencia de ser padres. La propia experiencia, las charlas compartidas con amigos y amigas que transitan el maternaje y mis estudios actuales, me han llevado a recopilar varios puntos que son esenciales (desde mi punto de vista) para la supervivencia como pareja de los padres.
Algo básico, basiquísimo y que no es tan fácil ni tan evidente, gracias a la educación que recibimos: LA COMUNICACIÓN. Es algo esencial para la evolución de la especie, con lo cual, para la evolución de la pareja también lo es.
Hay que aprender a comunicarse de nuevo, hay que compartir las emociones bonitas, las menos bonitas, los cansancios, las apetencias, los desacuerdos, los sentimientos en general. Hay que olvidarse del «te aguantas», del estoicismo como bandera, hay que olvidarse de lo que se da por supuesto y comunicarse mucho física y oralmente.
LA EMPATÍA, amiga infalible de cualquier tipo de relación humana. El entender la labor de la madre o el padre y empatizar con su cansancio, alegría o tristeza es fundamental. Entender el trabajazo emocional y físico que conlleva la crianza y educación de un bebé, niño o adolescente es clave.
Que levante la mano aquella madre o aquel padre que esté o haya estado en casa con los críos y no haya recibido un: «¿Y qué has hecho hoy?» mientras la mirada de su pareja recorre la estancia con cara de desaprobación. No sé a ti , pero en estos casos mis ganas de arrancar yugulares de un bocado crecían con ese recorrido de ojos reprobadores.
No está mal evidenciar el desastre, pero se puede hacer desde un punto de vista súper respetuoso: «Qué, un día duro, ¿eh?»– Y este cambio tan chiquitín transforma las ansias asesinas por un «te como la cara» en toda regla (la forma de comunicarse cambia todo).
EL RESPETO. No ya por la otra persona, eso viene rodado si este respeto lo interiorizas tú. Si yo me respeto y cuando estoy cansada lo digo, si respeto mi nueva forma de pensar, si respeto mis necesidades, si me respeto como persona, es inevitable que lo haga con mi pareja. Y no es que sean cosas separadas, las tres claves anteriores van unidas en prácticamente todos los casos.
Dentro del respeto creo que el que cada uno tenga un espacio personal que no tenga que ver con la pareja, ni con los hijos, es esencial. Salvaguarda una parte de ti que no es madre, padre, mujer, novia, marido, novio… Un espacio en el que solo seas persona. Así, el espacio común es sano y libre de reproches de ningún tipo. Al principio no hay mucho tiempo para conseguirlo, pero en cuanto aprendes a gestionar tu nuevo papel, consigues encontrar el hueco que necesitas.
SEXUALIDAD SANA. El coito es importante, pero no lo es todo. Pongamos el caso del embarazo, una de las mejores épocas para experimentar, porque la piel es más suave y sensible cuando estás embarazada y la conexión con la pareja puede ir más allá de lo físico. Hay hombres a los que les da por pensar que van a taladrar el cráneo del bebé durante el coito. Déjame ilustrar el interior de una embarazada:
A no ser que haya contraindicación médica, el coito es seguro, no hay contacto pene-cabeza.
Pero la intimidad de la pareja no sólo se centra en el coito. Más que nunca hay que «hacer piña», ser equipo. El contacto físico abarca muchas cosas y es lo que más intimidad crea: abrazos, caricias, masajes de pies, de cuello, de espalda, de manos, cercanía afectiva e general. El contacto visual: una mirada lo dice todo (tanto para lo bueno como para lo malo).
La necesidad afectiva en el postparto es enorme, las subidas y bajadas de hormonas son como yunques golpeando la estabilidad emocional de la madre, así que el acompañamiento sin juicio y las muestras de cariño van a hacer de todo este proceso algo duro, pero precioso. Y esa necesidad afectiva va en todas las direcciones, así que aprender a exteriorizar las emociones positivas que se sienten por la otra persona, es algo que puede reavivar la relación. Maravillosa ternura.
La erótica cambia, cambia el contexto, cambiamos las personas, todo cambia. ¿Por qué resulta tan atractivo un padre con sus criaturas? Misterios de la vida y la naturaleza, el caso es que es así. Yo es ver a marido jugar con las pitufas y ver a éstas partirse con él y el proceso es el siguiente: ¡Míralos qué majos! Me encanta verlas reírse así con su padre, mira como las lanza, mira que brazos… grrrr. Lo dicho, la erótica cambia.
Y el SEXO, algo que parece que es lo más difícil de todo este proceso de ser padres y madres, también puede darse sin penetración, que para el posparto es una cosa interesante conocer. No todo es coito. Porque hay veces que los desgarros, puntos, cicatrices y demás impiden el más mínimo acercamiento por miedo al dolor. ¡Aprovecha la oportunidad de improvisar y disfrutar! El tiempo se busca, el lugar se improvisa, no hay una hora y un sitio adecuados. Lo mejor que nos da el tener hijos es sacarnos de la zona de confort y de la cama y poner en marcha la imaginación. 😉
Para mi estos puntos que he mencionado van de la mano. La PEA (la hormona del enamoramiento, la que provoca que estés con esta pareja y no con otra) tiene una vida finita, pero se puede recuperar, renovar y despertar si no se descuida. La comunicación, la empatía, el respeto y una vida sexual sana (desde una perspectiva global) son claves para que una pareja no se rompa con la llegada de las criaturas.
Espero que tengáis un fin de semana estupendo y que os sea útil este post.
diasde48horas
Iba a decir que para mí los puntos claves son la empatía y el respeto… pero una buena comunicación y el sexo también son muy importantes así que nada que añadir 🙂
Maria
Al final es un equilibrio, porque si hay comunicación, empatía y respeto, pero no hay sexo, se convierte la relación en una amistad maravillosa, pero obvia una parte importante. O si hay sexo pero no hay empatía, comunicación y respeto… se transforma en algo que no es una relación y no es sano. 😉 Me encanta el feedback. ¡Besotes!
Planeando ser padres
Algo así traté yo hace unas semanas,cuando descubrí que según mi marido, estamos superando una crisis que yo ni sabía que había comenzado. Cambia absolutamente todo cuando se es madre, aunque me queda el consuelo de otras mamás mayores que yo, que dicen que a partir de los 40 se recupera mucho de este tempo en pareja perdido.
Maria
Jajajaj, sí, bueno, imagino que es diferente. Los padres que lo sean a los cuarenta va a ser que no, jajaja. A mi hay una cosa que me preocupa y es el uso que hacen del miedo a la ruptura de la pareja una herramienta para convencer en contra del colecho, lactancia y demás, entre otras cosas porque es una visión androcentrista y mientras culpa a la mujer del abandono de su papel de amante, al hombre lo obliga a mantener esa postura de macho machote que lo único que quiere es tener sexo. Cuando la realidad no es así. Jajaja, ¡me extendería todo! Ahora me paso a leerte. ¡Un besote!
Mi Álter Ego
Como no tengo hijos no lo he vivido pero supongo que tiene que cambiar mucho en la pareja al tener un niño porque las prioridades cambian totalmente.
De todas formas, para los que no tenemos niños también hay cosas que nos pueden distanciar, como el trabajo o preocupaciones familiares… Hay que encontrar siempre un ratito para compartir con la pareja como si no hubiera nada más en el mundo. Un besote!!!!
Pareja | Pearltrees
[…] Supervivencia de la pareja con hijos. Hay una parte en esto de la maternidad y la paternidad que queda como en el limbo con la llegada de un churumbel: la pareja. La crisis es inevitable dentro de los seis primeros meses de vida de la criatura y con cada hijo pasa lo mismo (evidencias empíricas avalan esta afirmación ;P ). Y, como todos los tipos de crisis, podemos aprovecharlas para crecer como pareja y como personas. Las crisis no son malas y ponen todo en su sitio. No hay que asustarse. Hay que tener en cuenta: El cansancio extremo, los cambios de vida, de horarios, de prioridades, cambios físicos y psicológicos (para los que se enfrentan por primera vez a la maternidad/paternidad), los desencuentros en cuestión de crianza y más tarde educación, que si tu madre, que si la mía. […]
Verónica
jooo!! me ha gustado mucho tu sinceridad. Siempre lo eres, pero es verdad que los temas de pareja son más íntimos y este lo es.
Y coincido profundamente en lo que dices. La pareja es comunicación, empatía, sexo, risas, pasión, miradas, más sexo, jajaja debates infinitos y acuerdos sobre cosas temas que la paz en el mundo, jajaja. Y a veces cuando tenemos hijos nos olvidamos de que también somos esposa/mujer/novia/compañera/ pareja de otra persona que amamos tanto, hasta el punto de querer formar con él o con ella una familia.
UUUYYY, no se si serán las horas o las fechas, pero me he puesto ñoña, jajaja!! En fin que me ha gustado lo que has dicho!! Besitos!!